Tener pensamientos obsesivos es una experiencia más común de lo que podemos pensar y su origen puede deberse a diversos factores. Experimentarlos de manera repetitiva y de manera inesperada trae consigo un gran malestar emocional contra el que muchas personas intentan luchar o ignorarlos, pero sin éxito, lo que solo hace que incremente la intensidad de estos.
Entender bien qué son, por qué los tenemos y cómo gestionarlos de una forma saludable es clave si queremos recuperar nuestra paz mental y un bienestar emocional. En este artículo se detallará principalmente cómo identificar este tipo de pensamientos, su origen, qué no hacer ante ellos y consejos prácticos para gestionarlos.
¿Qué es un pensamiento obsesivo?
Un pensamiento obsesivo es una imagen, idea o impulso involuntario que se presenta de manera continua en la mente, de manera que acaba generando situaciones de ansiedad, culpabilidad o miedo. Si bien es normal tener a veces algún pensamiento molesto o extraño, se cataloga de obsesivo cuando estos pensamientos son recurrentes, intrusivos y no podemos controlar, por lo que nos dificulta nuestro día a día.
Estos pensamientos no son necesariamente deseos o valores reflejados de la persona, de hecho suelen ser lo contrario. Algo que la persona rechaza, pero no puede evitar que sigan apareciendo. Algunos ejemplos de estos pensamientos serían:
- Pensamientos sobre causarse daño a uno mismo u otras personas
- Dudas sobre si se ha hecho algo mal
- Ideas religiosas o morales extremas
- Imágenes sexuales perturbadoras
Es importante no olvidar que el hecho de tener estos pensamientos, no quiere decir que se vayan a llevar a cabo ni que la persona esté “loca” o sea un peligro para la sociedad. El problema está en cómo la persona reacciona ante este tipo de pensamientos, no que existan como tal.
¿Por qué aparecen los pensamientos obsesivos?
No existe una causa clara para los pensamientos obsesivos, pero sí hay factores que influyen en su aparición:
- Factores biológicos. Alternaciones en niveles de serotonina y otras sustancias químicas pueden tener relación en trastornos obsesivos.
- Factores psicológicos. Personas muy perfeccionistas, con necesidad de control absoluto o baja tolerancia a la incertidumbre, suelen ser más propensas a desarrollar este tipo de pensamientos. Este factor ha sido demostrado en estudios como el de “Perfectionism in obsessive-compulsive disorder patients. Behaviour Research and Therapy” (Frost, R. O., & Steketee, G., 1997)
- Experiencias vitales. Si se viven situaciones traumáticas, un estrés crónico o experiencias negativas, pueden ser el detonante de estos pensamientos obsesivos como mecanismo para prevenir peligros percibidos. Un estudio publicado en PubMed “An investigation of traumatic life events and obsessive-compulsive disorder” (Cromer KR, Schmidt NB, Murphy DL, 2007), sugería que hay una conexión entre traumas tempranos y una mayor vulnerabilidad ante el TOC.
- Trastornos relacionados. Los pensamientos obsesivos son un síntoma central del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), aunque también aparece en otros trastornos como el de la ansiedad o depresión.
Cómo se manifiestan los pensamientos obsesivos
Este tipo de pensamientos normalmente van acompañados de emociones de gran intensidad, como lo son la ansiedad, la culpa o la vergüenza. Muchas personas tienden a desarrollar conductas compulsivas que las hacen sentir seguras o como sistema para neutralizar los pensamientos, como puede ser realizar una misma acción repetidamente o evitar determinadas situaciones.
En otros casos, la compulsión es mental: repetir ciertas frases, repasar eventos o rezar para hacer frente al malestar. Si bien estos mecanismos pueden servir temporalmente para aliviar, la realidad es que a largo plazo no hacen más que reforzar el ciclo obsesivo, haciendo que estos pensamientos regresen con más fuerza aún.
Que NO hacer ante un pensamiento obsesivo
Lo más común que suelen hacer las personas, es reprimir estos pensamientos obsesivos cuando comienzan a manifestarse, pero esto lo único que provoca es un efecto rebote, ya que cuando intentamos no pensar en algo, más persistente y presente se vuelve. Tampoco sería útil buscar seguridad o respuestas constantemente, ya que lo único que provoca es alimentar esa obsesión y mantener la ansiedad.
Otras personas les dan un valor moral o identitario a ese pensamiento. Pensar “No soy buena persona porque he pensado esto” o “¿Y si en fondo de verdad quiero hacer esto? Y esto no hace más que aumentar la culpa y la angustia.
Cómo gestionar de manera saludable pensamientos obsesivos
- Reconoce el pensamiento como obsesivo. El primer paso sería identificar el pensamiento como obsesivo. Es decir, uno involuntario, intrusivo y sin base real. Ser consciente de que no te representa ni te define es clave para reducir el impacto emocional que pueda llegar a tener.
- No luches contra el pensamiento. En vez de intentar eliminar el pensamiento, permite que esté ahí sin reaccionar impulsivamente a él. Obsérvalo como mero espectador sin buscar soluciones con desesperación puede ayudarte a desactivar su poder.
- Acepta la incertidumbre. Aprender a vivir con ella es parte del proceso, ya que uno de los orígenes del pensamiento obsesivo es la necesidad de tener certeza total. Por lo que entrenar la tolerancia a no tener siempre una respuesta es clave y también reduce la impulsividad (Holaway, 2006)
- Exposición con prevención de respuesta (EPR). Es una técnica usada en terapia cognitiva conductual y consiste en exponerse voluntariamente al pensamiento temido sin realizar la compulsión que lo acompaña. Practicar esta técnica con el tiempo ayudará a reducir la ansiedad. Muchos estudios han respaldado la efectividad de esta técnica (Foe, 2005)
- Cuidar el bienestar general. Dormir bien, comer de manera saludable, realizar ejercicio y tener momentos de desconexión y ocio es importante para tener una mente equilibrada.
- Mindfulness. La meditación puede ayudar a practicar el observar los pensamientos sin juicio ni apego. No es vaciar la mente, sino aprender a no reaccionar de manera automática a cada pensamiento obsesivo que aparece.
- Ayuda profesional. Si tu calidad de vida se ve reducida por estos pensamientos obsesivos, es importante buscar ayuda profesional. Además, en casos concretos también podría ser útil un tratamiento farmacológico bajo supervisión médica. La combinación de ciertos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina con una terapia cognitiva conductual, ha demostrado ser eficaz, como se ha comprobado en el estudio “Evidence-based pharmacotherapy of obsessive-compulsive disorder. International Journal of Neuropsychopharmacology” (Fineberg, N. A., 2013)
En definitiva, experimentar pensamientos obsesivos puede ser aterrador, pero no son peligrosos ni reflejan tu personalidad o esencia. Son productos mentales que si bien son molestos, no tienen que controlarte. Como psicóloga, si padeces de manera asidua de estos pensamientos, quiero ayudarte a crear un espacio seguro para ti donde cuentes con las herramientas necesarias para aprender a gestionarlos y que no supongan un obstáculo en tu día a día.
Contacta conmigo hoy mismo y recuerda, buscar ayuda profesional, no quiere decir que seas más débil que los demás, sino que es un paso más hacia una vida tranquila y saludable.
Referencias:
- Holaway, R. M., Heimberg, R. G., & Coles, M. E. (2006). A comparison of intolerance of uncertainty in analogue obsessive-compulsive disorder and generalized anxiety disorder. Journal of Anxiety Disorders
- Foa, E. B., et al. (2005). Cognitive-behavioral therapy of obsessive-compulsive disorder. Dialogues in Clinical Neuroscience